jueves, 1 de octubre de 2009

La oscuridad que dejas...



Como extraño tus palabras al igual como deseo tus labios, son tantos los lamentos de los que no puedo escapar, la oscuridad me atrapa y me condena. Siempre evoco tu mirada cada vez que me observas, te necesito para poder dormir esta noche como cacatúas, haz hechizado mi alma con tus doctrinas de extraña procedencia pero algo exquisitas. Has endulzado mi espíritu como la azúcar confitada que se amarga en el fondo cuando se quema. Los tenebrarios se encienden cuando recuerdo tus caricias pero se apagan cuando desapareces, eres como la niebla que marchita a las rosas cuando esta viene dejando su escarcha. El dolor se hace cada vez más grande cuando deseas entra en mí alma, prefiero vivir con la melancolía y la oscuridad entre los labios.



Elizabeth Araya V.

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