Como blanco rebaño dormido en las arenas
espían con sus ojos los horizontes largos,
y uniendo por las manos de la fiebre de sus venas
tienen escalosfríos y vahidos amargos.
Las unas, ojos claros, corazones sencillos,
se pierden por los bosques y dan a sus fragancias,
marcando en la corteza los tiernos arbolillos;
las otras, como hermanas, de igual deseo esclavas,
se van por los peñascos llenos de apariciones,
donde vio San antonio, revosar como lavas,
las feminas púrpuras de sus tentaciones;
y las hay que, a la luz de inflamadas resinas,
en los huecos siniestros de los antros volcánicos,
te invocan, porque aquietes sus fiebres sibilinas,
¡oh, Baco, adormidor de los antigüos pánicos!
y otras, cuyasgarganta ciñen escapularios y que,
bajo las sendas ocultando un cilicio,
beben en el silencio de los bosques solitarios
espuma de placeres y sangre de suplicio.
¡Oh, vírgenes! ¡oh, monstruos! ¡oh, demonios! Pre-cito
Batallón de enmigas de la realidad,
devotas brujas, buscadoras del Infinito
que saliendo de amor, entráis en caridad.
¡Yo, que os he vicitado en vuetro rojo Infierno,
hermanas, yo os adoro! ¡Yo os doy mi bendición,
por vuestro gran dolor, por vuestro anhelo eterno,
y por la urna de amor de vuestro corazón!
Charles Baudelaire
"Flores del Mal"
Vahídos: Desbanecimiento.
Robosar: Derramar.
Sibilinas: Misterioso, oscuro.
Ciñen: Apretar.
Cilicio: Faja o cinturón de cerdas o puntas de hierro que se ciñe alcuerpo como mortificación.
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